En estos momentos en que las publicaciones de internet se copan de buenos deseos y cada conversación termina con un cliché de "feliz año nuevo" cada vez más exento de significado, no quiero perder el tiempo en hacer una sola reflexión acerca de este año que se acaba. También me niego a enviar felicitaciones generalizadas porque, seamos sinceros, pocos las merecen.
Así que feliz, MUY feliz 2012 a aquéllos que me habéis ayudado a sobrevivir a este pasado 2011, y a los anteriores. No sé qué haría sin vosotros.
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