viernes, 23 de diciembre de 2011

Las aventuras del buen soldado Svejk



Las aventuras del buen soldado Svejk no se parece a ningún otro libro, ni siquiera a aquéllos que también versan sobre el tan explotado tema de la Primera Guerra Mundial. Éste posee una importante diferencia: es gracioso. Hilarante, de hecho, una novela anti-bélica que divaga acerca de el dominio del antiguo imperio Austro-Húngaro sin aproximarse en ningún momento al frente ruso. Hasek nos presenta la guerra como un evento absurdo, un colosal cúmulo de estupidez visto a través de los ojos de un estúpido humano.
El libro carece de una estructura nudo-trama-desenlace, es un enmarañado viaje por pequeñas historias en las que se encuentra el protagonista. Comienza con Svejk como ciudadano de Praga siendo llamado a las filas del ejército austro-húngaro al comienzo de la primera guerra mundial. Entonces es declarado "mentalmente deficiente", pero su condición no lo absuelve de seguir realizando servicios para la corona. Ésta no es la historia de la caída de un Imperio, si no una colección de anécdotas acerca de la armada austríaca y de la vida en una Praga en tiempos de guerra. Sigue al pequeño "héroe" a lo largo sus desventuras: un juicio por traición, encarcelado por idiotez, ser tratado de una falsa artritis, hacer de asistente de un capellán borracho o criar perros de falsa raza para luego venderlos.
Svejk tiene tendencia a malinterpretar las órdenes, o a interpretarlas demasiado al pie de la letra, de modo que en su intento de complacer a sus superiores termina haciéndolos enfurecer. Mientras tanto, en cada pequeña oportunidad que se le presenta, aprovecha para contar anécdotas que, aunque no tienen nada que ver, son tremendamente divertidas. Además, expresa su patriotismo con tal fervor que lleva a quienes le rodean a preguntarse si será idiota o un disidente.
Hasek deja al descubierto las ridiculeces de la vieja monarquía de los Habsburgo: las rivalidades étnicas, las burocracias interminables y el neopotismo crónico. Los altos cargos militares consisten en viejos seniles y vagos chupatintas que pasan más tiempo inculcando maneras a los soldados que trazando estrategias. El desfalco es el pan de cada día: todo el mundo roba, desde los militares que esconden dinero, los cocineras que se guardan trozos de carne para luego vender, hasta los trabajadores de la Cruz Roja desviando medicamentos y suministros. Mujeres santurronas sermonean a los jóvenes acerca de abstenerse de los placeres como el alcohol y el sexo, en las que podrían ser las últimas semanas de sus vidas, y los comandantes intentan convencer a los soldados del orgullo que supone morir por la patria.
Pero Svejk no es tan estúpido como deja ver. Es honesto, ingenuo, incompetente, pero quizá un poco más astuto de lo que parece. a lo largo de toda la novela nos deja con la duda de si es sólo un pobre bufón o un excelente actor. y es que a través de una serie de percances, meteduras de pata y estafas, parece estar siempre evitando el frente.
Hasek murió mientras escribía la novela, así que termina de forma brusca. Comparada con otra literatura más seria acerca de el conflicto, Las aventuras de el buen Soldado Svejk es una bocanada de aire fresco, una novela anti-bélica imprescindible. Con su simplicidad y originalidad, nos incita a no tomarnos el mundo demasiado en serio.
El libro fue prohibido en Checoslovaquia en 1925, y después en Polonia, Bulgaria... hasta que la traducción alemana se mandara quemar en 1933.

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