“Los hombres, ahora y desde el principio, comenzaron a filosofar al quedar maravillados ante algo, maravillándose en un primer momento ante lo que comúnmente causa extrañeza y después, al progresar poco a poco, sintiéndose perplejos también ante cosas de mayor importancia […]. Ahora bien, el que se siente perplejo y maravillado reconoce que no sabe, de ahí que el amante del mito sea, a su modo, “amante de la sabiduría”, filósofo. Así pues, si filosofaron para huir de la ignorancia, es obvio que perseguían saber por afán de conocimiento y no por utilidad alguna.”
ARISTÓTELES: Metafísica, I, p. 2.
martes, 7 de junio de 2011
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