Hace unos días, la foto de una pareja besándose durante unos disturbios en Vancouver dio la vuelta al mundo. Según las primeras interpretaciones de la instantánea, los jóvenes, ajenos a las cargas policiales, estaban dándose un apasionado beso.
Poco duró el romanticismo. Aunque la imagen corrió como la pólvora por las redes sociales, ni siquiera su autor Rich Lam, de la agencia Getty Images, pudo asegurar si se trataba realmente de un beso u otra cosa. Parece ser, por otra fotografía tomada desde un ángulo diferente, que la chica recibió un golpe y cayó al suelo, y justo después su novio aterrizó encima de ella.
Lo ocurrido, que invita a pensar en un relato que va mucho más allá del momento congelado, recuerda a la fotografía más famosa de Robert Doisneau, El beso del Hôtel de Ville. La pasión de un momento congelado, fuera del tiempo y el contexto.
La historia de esta instantánea, que ha decorado miles de hogares desde que se realizó en 1950, es igual de rocambolesca. El fotógrafo francés buscaba material para un encargo de la revista estadounidense America's Life, que acabaría en una serie denominada "Besos".
La supuesta espontaneidad de dos enamorados, que muestran su amor frente al ayuntamiento de París, se acabó convirtiendo en un símbolo del romanticismo que traspasó todas las fronteras posibles. El misterio que desprende la imagen, el encuadre, la luz, parecía el efecto de la mirada de un fotógrafo que estaba buscando un gesto no premeditado.
Y se creyó así durante muchos años. Hasta que se demostró – el propio Doisneau lo reconoció - que los dos protagonistas eran en realidad estudiantes de arte dramático, Françoise Bornet (que acabaría vendiendo una copia por 155.000 euros a un coleccionista suizo) y Jacques Carteaud.
Demasiado éxito. Se vendió – y se sigue vendiendo - cientos de miles de copias anuales. Así, en 1992 El Beso fue llevado a juicio por una pareja que aseguraba haberse reconocido en la imagen, y que reclamaba una parte de las ganancias. No fueron los únicos. Mujeres y hombres de todo el mundo decían que eran ellos los que besaban así, y Doisneau tuvo que desvelar el secreto mantenido durante tanto tiempo. Mostró toda la serie, donde se reconocía a los mismos actores, en distintos puntos de la ciudad.
El fotógrafo francés aseguraba entonces que "se nota que es fruto de una puesta en escena, que se besan para mi cámara". Pero, en este caso, como en el de Vancouver, parece que la verdad no está en los hechos mismos, sino en aquello que provoca la imagen. Y es que la ficción también nos explica qué queremos ver cuando miramos. Es un espejo, o una trampa.(Fuente: lavanguardia.com)
Hace relativamente poco que Vancouver(Canadá) fue elegida por quinto año consecutivo como la mejor ciudad del mundo para vivir, y resulta que de la noche a la mañana se convierte en noticia por los violentos disturbios que tuvieron lugar en el centro de la ciudad provocados por una multitud de hinchas enfurecidos por la derrota de su equipo de hockey - deporte local muy apreciado y seguido - provocando la reacción inesperada de los forofos que arremetieron contra las fuerzas de órden público desplazadas hasta el lugar de los altercados. Pero ya sabemos que cuando hay un deporte de por medio las pasiones se desbordan hasta en las mejores familias, y los pacíficos ciudadanos de Vancouver no son una excepción. Si, ya sabemos que una mosca no hace verano. Aún así, ha ofrecido la foto mas vista en internet y ha dado la vuelta al mundo en las portadas de los diarios y revistas mas importantes, gracias a la oportunidad de un fotógrafo, Rich Lam, que estaba con su cámara en el lugar exacto y el momento justo.
Unos les llaman Romeo y Julieta del s. XX, otros especulan sobre la postura erótica de la pareja, y los hay que hablan del amor y la guerra. Tan pronto como los medios de comunicación internacionales se hicieron eco del asunto se pusieron a investigar la identidad de los enamorados, pues nadie sabía quienes eran, hasta que salió el padre del chico por televisión diciendo que aquel era indudablemente su hijo. Ahora son tan famosos que no dan abasto a conceder entrevistas que llegan de todas partes. Y es que mientras haya parejas como Scott y Alexandra el amor no morirá, ni en medio de los conflictos, y eso le pone las carnes tiernas a cualquiera.
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