La tragedia arrasa tu vida como un tornado, llevándoselo todo por delante, dejando tras de sí el caos más absoluto. Entonces esperas a que el polvo se asiente, y es cuando eliges: puedes vivir entre las ruinas y fingir que sigue siendo el hogar que recuerdas, o puedes abandonar los restos y empezar a reconstruir poco a poco. Porque después de que te golpee el desastre, lo importante es levantarte y seguir adelante.
Pero, si eres como yo, lo que haces es seguir persiguiendo la tormenta.
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