sábado, 24 de marzo de 2012

Nunca me abandones
(Never let me go)


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Nunca me abandones
comienza en el internado de Hailsham, situado en la Gran Bretaña de unos alternativos años 60 en los que una serie de importantes descubrimientos científicos han permitido prolongar en gran medida la vida de las personas. Kathy (Carey Mulligan), Tommy (Andrew Garfield) y Ruth (Keira Knightley) son tres alumnos de dicha escuela, y, al igual que el resto, son "especiales". El significado de este término se va revelando poco a poco en pequeñas insinuaciones dispersas a lo largo del film, como el hecho de que checkeen con una especie de brazaletes electrónicos, para darnos a entender finalmente que los alumnos son clones, diseñados con el fin de convertirse en donantes de órganos adultos.

Pero aunque la trama tenga esa característica de ciencia ficción que le de un toque de misterio, la historia es en realidad un drama centrado en las relaciones personales de los tres protagonista, y el modo en que éstas evolucionan a medida que sus vidas avanzan. La amistad, el amor, los celos, el odio y la soledad se suceden a medida que los chicos van creciendo y pasan de el internado a una especie de casas de acogida, para después separarse a la hora de cumplir su cometido, y volver a reunirse en un emotivo momento poco antes de el final.

Completamente desgarradora, maravillosamente interpretada y dirigida con una sutileza poco habitual en Hollywood, Nunca me abandones te dejará devastado si permites que su historia te afecte.



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