viernes, 30 de septiembre de 2011
jueves, 29 de septiembre de 2011
martes, 27 de septiembre de 2011
domingo, 25 de septiembre de 2011
peli de la noche:
El señor de los Anillos. La comunidad del anillo
(Lord of the Rings. The fellowship of The Ring)
En esta ocasión no voy a hacer una valoración de la película. Además de ahorrarme las críticas de todo adicto más versado en materia, tengo una causa más importante sobre la que escribir: Boromir. Y es que cuando comenté que acababa de finalizar la primera parte de mi maratón de ESDLA, me sorprendió escuchar que el momento en que muere es el mejor porque no ha hecho nada útil. Inmediatamente mi ira empezó a crecer, pero consideré oportuno guardarme la rabia para poder hacer una defensa sólida de la causa.
Boromir es uno de los mejores personajes de la trilogía. Su madre murió cuando él sólo tenía 10 años, dejándolo en manos de un padre tarado con terribles delirios de grandeza. Su hermano pequeño, a quien quiere más que a nada, es constantemente ridiculizado y menospreciado por su padre, mientras a Boromir lo tiene en un pedestal. Ha tenido que ver a muchos de sus amigos morir defendiendo una nación sin rey que ha ido en declive durante los últimos 3000 años. las fuerzas de Sauron se van haciendo más poderosas, mientras las de Gondor se debilitan. Boromir sabe que su gente no podrá aguantar mucho más tiempo, y aún así continúa luchando por ellos. Imaginad toda la culpabilidad y la tristeza con las que tiene que lidiar a diario. Imaginad la desesperanza que tiene que ignorar para servir a un hombre trastornado y a un país en ruinas.
Y entonces se encuentra con El Anillo. A sus ojos, por fin tiene la oportunidad de cumplir con las expectativas de su padre. ha pasado tantos años luchando una batalla perdida contra Mordor que no puede ver otra meta que la defensa de su país, y cree que por fin ha encontrado el objeto que puede devolverle la felicidad. Entonces le dicen que El Anillo debe ser destruido, una misión que a Boromir le parece imposible: sabe que no hay forma alguna en la que nueve individuos puedan llegar al Monte del Destino y arrojar ahí el anillo. Cree que caminan hacia su final.
Cuando Boromir intenta robar El Anillo, no es porque sea avaricioso o corrupto, es porque no quiere dejar morir a su gente. Quiere saber que ha pasado todos esos años luchando por un motivo. Y cuando Frodo lo evita y escapa, es cuando Boromir finalmente se da cuenta de que se ha convertido en la persona que más odia: su padre.
Pero lo increíble es que no se rinde. Aún sabiendo que le ha fallado a la Compañía, defiende a Merry y a Pippin del Uruk-Hai, sacrificándose a sí mismo. Admite ante Aragorn lo que ha hecho y que, intentando salvar a su gente, los ha llevado al declive. pero Aragorn le promete que no dejará que eso ocurra. Y al final, por primera vez en su vida, Boromir tiene esperanza. Esperanza de que su gente vivirá y su país recuperará su antigua gloria. Y entonces muere.
Y ese es uno de los momentos más tristes de toda la trilogía.
jueves, 22 de septiembre de 2011
lunes, 19 de septiembre de 2011
domingo, 18 de septiembre de 2011
GRACIAS
Gracias al destino porque mi vida ha coincidido con la de esta selección y puedo estar por aquí para contarlo. Gracias a Navarro por alimentar la fe en un deporte maravilloso llamado baloncesto. Gracias Pau porque contigo hemos dado el estirón hacia la leyenda. Gracias Scariolo por sentir España como algo tuyo. Gracias José Luis Sáez, por este maravilloso invento de cada verano que pone al baloncesto en 'prime time': no recuedo tres portadas de Marca sobre basket en 18 días.
Gracias Felipe, por tu compromiso. Gracias Calderón por estar allí, por sentirlo tan a a flor de piel. Ya era hora de que no te perdieras la fiesta final. Gracias Marc por tu madurez, el apellido Gasol pesa mucho y hay que saberlo llevar. Gracias Congo por Ibaka. Gracias Ricky por no rendirte nunca. Gracias Llull por tus benditas locuras. Gracias Sada por rendir como un campeón sin que te pille la final a pie cambiado. Gracias Claver, porque el rol del jugador 12 es ingrato, otro la liaría. Gracias San Emeterio por tu corazón de guerrero y por dar una nueva lección, la del MVP al servicio del equipo. Gracias Rudy por tu colosal talento y porque pasarte de revoluciones hasta nos queda bien.
Gracias a la ÑBA por elevar este juego a una dimensión fascinante, por las formas y por el fondo, por enseñar al deporte español a competir desde hace una década. Gracias a este grupo de jugadores por recoger ese trofeo y hacer realidad los sueños. Gracias por vuestra humildad, por ser estrellas al alcance de la mano. Y gracias por vuestra ambición, porque vuestra historia continuará en Londres 2012, y mucho más allá: sois inolvidables. Mil gracias, de corazón.
lunes, 12 de septiembre de 2011
Si eres de los que creen que una buena serie tiene que ser fácil, sencilla, buenrollista y ligerita, deja de leer. Breaking Bad no es para ti.
Me hallo en plena tercera temporada, y sigue siendo tan buena como siempre. Y tan terriblemente deprimente. Pocas series son tan atractivas y a la vez tan repulsivas. Superadas ya las polémicas iniciales que suscitó el que estuviese protagonizada por un fabricante de drogas (accidental, eso sí), moribundo y completamente superado por las circunstancias, que él fuese “el bueno de la peli”, Breaking Bad consta ya como uno de los mejores dramas televisivos de la década pasada y, si sigue así, también de ésta. Pocas series tienen un estilo más personal y se traicionan menos a sí mismas. El público fiel no puede quejarse de que su serie se haya aburguesado, o se haya edulcorado, intentando agrandar su base de espectadores. Nada de eso.
Lo que nos cuenta esta serie no podría estar más alejado de nosotros, pero al mismo tiempo es todo perfectamente reconocible. La cruda realidad. Las cosas no son como en las películas, la sangre mancha, la gente se caga encima cuando tiene miedo. Esos rincones sórdidos que tantas películas y series evitan son los que saca a la luz ‘Breaking Bad’. Walter White, el desgraciado magistralmente interpretado por Bryan Cranston, se convierte así en el antihéroe (odio esta palabra, qué manoseada está) por excelencia. Sin él, nada esto sería posible.
La serie nos enfrenta a sensaciones nada agradables: asco, vergüenza, rendición, decepción, traición, vacío, soledad, putrefacción. Nos introduce en una historia en la que la esperanza es siempre algo escurridizo y efímero. No debería ser ésta una serie épica, ni espectacular, ni grandilocuente y, sin embargo, es todo eso y más. Bryan Cranston, nos demuestra que la vida es una jodida tras otra, que siempre se puede ir a peor y que nada es ni fácil, ni rápido ni cómodo. Breaking Bad tampoco lo es, ni queremos que lo sea. Lo que queremos es seguir disfrutándola como es. Seguir disfrutándola y seguir sufriéndola.
martes, 6 de septiembre de 2011
El libro de la risa y el olvido- Milan Kundera
domingo, 4 de septiembre de 2011
no quiero que el verano se termine, todavía quedan demasiadas cosas por hacer
sábado, 3 de septiembre de 2011
Querido Juan, te odio.
Aún así, te deseo un cojonudo año en el Este.
ten cuidado con los revisores de tranvías y con los vecinos, nunca sabes cuando te pueden meter clavos en la cerradura. recuerda que las horas no se miden en florines y que estás en el país con mayor PIB (cantidad de mármol) del mundo.
Espero aterrizar pronto yo también en tierras del Danubio para poder repetir fotos como éstas with Lety and Chiko
hasta entonces, espero que te dediques a darme envidia con tus historias de erasmus, porque eso significará que lo estás pasando te puta madre.
Te voy a echar mucho de menos, pero sé que es por una buena causa