miércoles, 25 de mayo de 2011

-Se supone que una buena relación sentimental de “te quiero /me quieres” debe ser recíproca, “yo te doy-tú me das”, lo que podría llamarse un tomaydaca de carantoñas y enriquecimiento emocional, mental y hasta espiritual. Pero lo nuestro, lo nuestro no era recíproco, no era uniforme, no tenía el menor orden ni la intención necesaria para alcanzarlo. Lo nuestro era un tirayafloja de sentimientos, con el único fin de llevar la situación hasta el límite, al mismo borde de la explosión, forzar la maquinaria hasta producir un cortocircuito, un punto muerto, que provocaba una desaparición social para con el otro, de duración indeterminada y variable, hasta que el deseo y la soledad nos impulsaba a volver a ese abrazo recíproco que poco a poco se daba con menos fuerza. Que poco a poco era menos recíproco, y se convertía en otra lucha por llevar al otro al terreno propio. Y eso sólo está bien cuando ambas partes implicadas están de acuerdo en este “contrato emocional de relaciones”, cosa que para mi forma de ver, debería darse en todo intento de construcción de nido que dos (o más) personas quieren llevar a cabo.

-¡Pero yo te quiero!

-No has entendido nada.

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