Si los sentimientos, o incluso las sensaciones, fueran materiales, tendrían fecha de caducidad.
A esta síntesis he llegado después de que me caducara el sentimiento de amor que sentía por ti, pues la bolsa que lo contenía se ha debido de quedar abierta -no sé si por descuido-, y se ha puesto manido, así con un desagradable olorcillo a desamor.
Conclusión práctica de todo esto: mañana tendré que ir a hacer la compra, y nada de pasarme por la sección de pasiones desenfrenadas y amores locos, que encima de caros, salen malos.
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