La luz de la mañana perforando mis sueños de nuevo, el peso de unos brazos ausentes rodeándome. La caricia del vacío no es tan suave como parece. Esta casa está llena de fantasmas.
Lo ansío. Sólo nosotros, rompiendo la línea entre La Tierra y el sol poniéndose. Recuerdos de mañanas junto a las montañas de tus hombros, las piscinas de tu respiración en la almohada. Los guardo como si fuesen oro. Y qué si no podemos detener los relojes? El tiempo vuelve a reirse de nosotros.
Tanto si es hoy como si es siempre, no hay nadie con quien prefiera pasar los minutos.
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