domingo, 13 de noviembre de 2011

ROAD TRIP: ROUTE 66

La aventura de H.Nelson Jackson y sus pasajeros abrió camino a todos los que vinieron después. Jackson y Crocker fueron los primeros hombres en cruzar de costa a costa los Estados Unidos a bordo de un automóvil. Seis años después la primera mujer se atrevió a seguir sus pasos. Se trataba de Alice Ramsey, que junto con una amiga y dos cuñadas hizo el mismo recorrido que Jackon pero en sentido opuesto. Ramsey tenía 22 años en 1909 cuando se montó en un Maxwell de 30 CV y partió de Manhattan. Su viaje duró 59 días; a diferencia del de Jackson, el trayecto de Ramsey cruzó el desierto de Nevada para ahorrar tiempo en su recorrido. Alice contó su experiencia en un libro de 1961, y hasta 1975, cuando contaba con 88 años, realizó más de 30 viajes coast-to-coast. Murió en 1983, a los 96 años de edad.


Jackson, Ramsey y otros fueron los pioneros del viaje largo en coche, en una época en la que las autopistas no existían por razones obvias, pero tampoco había ninguna red de carreteras digna de ese nombre en gran parte del territorio estadounidense. La primera carretera que unió ambas costas (precisamente entre San Francisco y Nueva York) se terminó en 1913. y fue llamada la Lincoln Highway. Por esa época, la totalidad del transporte interestatal se realizaba en ferrocarril, y las carreteras eran fundamentalmente para uso local. El impacto de la apertura de las carreteras interestatales (que aún no se llamaban así) fue bastante moderado en un principio. Para realizar el viaje, que seguía siendo una proeza, se recomendaba llevar todo tipo de repuestos, además de hachas, poleas, víveres y un equipo de acampada. Las gasolineras apenas existían fuera de las grandes ciudades, por lo que los primeros viajeros que recorrieron la carretera compraban combustible siempre que podían, aunque acabaran de hacerlo en el pueblo anterior. Sin embargo, ya no había vuelta atrás. El coche se había convertido en el primer medio de transporte rápido e independiente del mundo.






A partir de los años veinte comenzó la expansión de la red de carreteras norteamericanas. En 1921 abrió sus puertas el primer restaurante drive-trough, en Dallas, y cuatro años después hizo lo propio el primer motel de carretera, en San Luis Obispo, California. En ese mismo año de 1925 apareció el sistema de numeración de las carreteras, para poner un poco de orden en el cacao de nombres que se estaba formando a lo largo de todo el país. Y así, un año después, quedó establecida la ruta 66, probablemente la más mítica de cuantas hayan existido en Estados Unidos.


La Ruta 66 surgió de la adición de varias carreteras ya existentes, algunas de las cuales habían comenzado a ser construídas en una fecha tan temprana como 1857, veinte años antes de la invención del motor de explosión y treinta antes de que Karl Benz comenzara a trastear con ellos en vehículos de cuatro ruedas. El trazado original recorría casi cuatro mil kilómetros entre Chicago y Los Ángeles, a través de ocho estados. Los ahora famosos carteles que indicaban la numeración de la carretera comenzaron a instalarse en 1927, pero hasta 1928 no se terminó de asfaltar todo el recorrido. Una asociación de comerciantes le dio el sobrenombre de “The Main Street of America“, que viene a siginificar “La Calle Mayor de Estados Unidos”. Poco a poco la carretera, y el viaje, se fue haciendo popular, pero no fue hasta después de la II Guerra Mundial cuando la Ruta 66 entró en la leyenda.

Varios factores contribuyeron a la popularidad de la Ruta 66. En primer lugar la famosísima novela de John Steinbeck, Las uvas de la ira, llevada al cine posteriormente por John Ford y protagonizada por Henry Fonda. Basada en hechos históricos, la novela narra la epopeya trágica de unos granjeros de Oklahoma que, arruinados por la Gran Depresión y con su granja arrasada por los vientos y la arena, deben emprender el camino del oeste hacia California para ganarse la vida allí. El camino, donde los Joad, protagonistas de la historia, encuentran a cientos de granjeros en su misma situación y con su mismo destino, se realiza por la Ruta 66, llamada por Steinbeck “The mother road“, o “La ruta madre”, en traducción más o menos literal (“La madre de todas las carreteras” es una traducción absolutamente incorrecta pero más apropiada, quizás). La novela obtuvo el Pulitzer y la película ganó dos Óscar y fue candidata a varios más, comenzando así la carretera a ganarse la fama que la convertiría en parte del imaginario estadounidense en las siguientes generaciones.






Pero la verdadera fama de la Ruta 66 llegó a través de la música. En 1946 el músico Bobby Troupe compuso una canción llamada Route 66, tras realizar un viaje entre Pensilvania y California. Se la presentó a Nat King Cole, que fue el primero en grabarla, y el tema se convirtió en uno de los más populares de la carrera del músico de Alabama, primero, y en una de las canciones más populares del folclore americano, después. La letra de la canción recorre las ciudades más importantes del camino entre Chicago y Los Ángeles, como San Luis (Misuri), Oklahoma City, Amarillo (Texas) o Flagstaff (Arizona). Decenas de grupos y cantantes han versionado el tema desde entonces, entre otros Chuck Berry en 1961, los Rolling Stones en 1964 y Depeche Mode en 1987.


En 1960 la Ruta 66 le dio su nombre a una serie de televisión de la CBS que se llamó igual: Route 66. En ella dos protagonistas se dedicaban a recorrer los Estados Unidos por puro amor a la aventura, viviendo historias cómicas o sorprendentes. En ese sentido la serie fue precursora de mitos como El fugitivo o El Equipo A. Curiosamente, la carretera que le dio nombre a la serie apenas apareció en ésta, y la mayor parte de las localizaciones estaban muy lejos del recorrido de la Ruta 66. Pero en el imaginario americano quedó el Chevrolet Corvette descapotable con el que los dos jóvenes recorrían el país.







Al extenderse el uso del automóvil como medio para hacer turismo, y popularizarse la Ruta 66 como vía de acceso al oeste, aparecieron a su alrededor cientos de gasolineras, moteles, tiendas, campings y lugares para el reposo del viajero. La economía de todos aquellos lugares por donde pasaba la carretera disfrutó de unos años dorados y prósperos, y aportó a la cultura pop americana iconos tan emblemáticos como los neones de los moteles o las cafeterías abiertas las 24 horas en mitad de la nada; además de un folclore entre lo friki y lo kitsch.


La Ruta 66 existió durante casi seis décadas. El aumento del tráfico rodado, proporcional al número de coches, hizo cada vez más necesaria la ampliación de la carretera. La Ruta 66, como las carreteras que en España llamamos “generales”, pasaba por el centro de los pueblos, sirviendo las avenidas principales como parte de la ruta. A finales de los años 60 comenzó la construcción de la Interestatal 40, que recorre cuatro mil kilómetros entre Carolina del Norte y California. A partir de Oklahoma City la I-40 discurre paralelamente a la Ruta 66, por lo que casi todo el tráfico de ésta se desvió por aquella, hundiendo la economía de los pueblos cruzados por la 66. Un periodista americano llamado Charles Kuralt afirmó, cuando se terminó la I-40, que “gracias a las Interestatales, es posible viajar de costa a costa sin ver absolutamente nada”. Razón no le faltaba, pero lo cierto es que, para la época en la que se abrió la Interestatal, muchos tramos de la Ruta 66, trazada en los años 20, se habían convertido en peligrosos para los coches contemporáneos, mucho más rápidos que los que originalmente recorrieron la carretera. En 1985 las autoridades certificaron la desaparición de la Ruta, que había perdido gran parte de su tráfico tras quedar cubierto todo su recorrido por varias interestatales, infinitamente más rápidas. En los últimos años, sin embargo, la Ruta 66 está recuperando parte de su popularidad para los viajeros, aunque aproximadamente un 20% de su recorrido ha quedado abandonado, hay tramos muy populares que se recorren por puro placer, y que pertenecen ahora a la red estatal de autopistas, no a la federal. La 66 sigue siendo un mito, y cada vez son más los que la recorren, quizá escuchando
get your kicks on Route sixty-six.


Mapa de la Ruta 66. La carretera cruzaba Illinois, Misuri, veinte kilómetros de Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona y, finalmente, California. Las Vegas o el Gran Cañón quedaban a unas pocas decenas de kilómetros al norte de la carretera, por lo que era lógico visitarlos desde la ruta.


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