lunes, 17 de octubre de 2011

Peli de la noche: maratón de Steve Carell
Little Miss Sunshine + Virgen a los 40


Pequeña Miss Sunshine es una especie de road-movie antológica, algo así como si a un gafapasta se le hubiera ocurrido hacer un remake de Las Uvas de la Ira. Es alegre a la par que ácida, corrosiva en su forma sencilla de mostrar las enfermedades de una sociedad, la americana, demasiado entregada a satisfacer placeres de forma inmediata , a convertirlo todo en fast-food, en producto de consumo rápido, sea una hamburguesa, un libro o una película.
Va de una familia disfuncional, que es un concepto muy de moda. Los Hoover son el paradigma de la familia rota: nadie tiene la cabeza donde debe. Hay un adolescente entre lo grunge y lo nietzscheano que no habla para imponerse una disciplina, un tío gay experto en Proust recién salido de un intento de suicidio (aunque tal vez en estos dos personajes se dejen ver demasiado las aspiraciones metafísico-caseras), un abuelo adicto al porno que esnifa farlopa y aconseja el amor libre y el fornicio como hobby, un padre enganchado a la sociología light a lo Paulo Coelho, una niña que quiere ser miss y una madre abnegada, auténtico pulmón de una familia destinada a reventar en cualquier minuto del día.
Como mérito distintivo, señalar que son pocas las películas que se atreven a adoptar un punto de vista infantil sin caer en la madurez excesiva, en esa ‘adultización’ que sólo pretende utilizar al niño/a como un buzón de confesiones prohibidas para labios adultos. Pequeña Miss Sunshine posee la virtud de apostar por una niña auténtica, sin las trampas argumentales que la conviertan en una vía catártica para quienes la rodean.
La cualidad más dominante a lo largo de todo el film es el optimismo, con la carretera marcando el rumbo hacia esa gran meta que es el hotel californiano donde tendrá lugar el concurso de belleza. O que una furgoneta desmantelable en pura chatarra no ceje en su destino final. Una inyección de frescura y buen rollo que no vienen mal de vez en cuando.




De Virgen a los 40 no diré nada, porque no me parece de tipo de películas que merezcan el tiempo y esfuerzo requeridos en realizar una crítica. El título habla por sí solo, y lo único que me permitiré añadirle son dos datos triviales de esos que a mí tanto me gustan: los actores protagonistas son todos personajes de series conocidas (tenemos al evidente Michael Scott, a mr. Mierda Embolsada de Friends y a Conrad de Weeds) y, además del ya citado Michael, en la peli aparecen otros 4 personajes de The Office. Dejo como ejercicio a los fans el descubrir quienes son.

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