lunes, 24 de octubre de 2011

peli de la noche: Descubriendo Nunca Jamás


Culpo a las bajas temperaturas otoñales mi necesidad de películas cálidas que reconforten un poco el cuerpo. O tal vez sólo sean las hormonas y el haber tenido un día especialmente largo.
Es extraño que hubiera tardado tanto en ver este film, teniendo en cuenta la inmensa huella que Peter Pan dejó no sólo en mi infancia, si no en todos mis 22 años: ocupa un lugar de honor en mi estantería y es un libro al que recurro con frecuencia. Así que, pese a que no simpatizo demasiado con las biografías, el hecho de que ésta trate de uno de los autores más magicos de la historia (y de mi vida) y que, aún por encima, lo encarne el siempre perfecto Johnny Depp, la hacía más que merecedora de una oportunidad.
La película comienza con un Barrie en horas bajas. Sus obras teatrales le han dado renombre y han obtenido un considerable éxito en los círculos pudientes de la Inglaterra del incipiente siglo XX, pero lleva tiempo sin inspiración y su alma se está anquilosando: necesita algo nuevo. Un día soleado, mientras se encuentra en los jardines de Kensington, halla por casualidad lo que buscaba. Se trata de la familia Llewelyn Davies: cuatro niños revoltosos y su madre, una viuda guapa y joven. James se hace amigo de ellos. Durante meses, los chavales se divierten con sus ocurrencias, sus trucos de magia, sus imaginativos juegos, y Barrie aprende a quererlos, a disfrutar de su compañía, al tiempo que algo comienza a fraguarse en su imaginación. Con el tiempo, su íntima relación con los Llewelyn Davies agudizará su crisis matrimonial y provocará habladurías, pero también fructificará en una obra inolvidable que remite a la infancia e invita a los adultos a creer de nuevo en los sueños.
Descubriendo Nunca Jamás recoge el espíritu del personaje creado por Barrie, peter, para llevarlo a su propia vida, que transcurre con parsimonia y aislada de cualquier problema, donde las contrariedades más terribles pueden ser silenciadas con la imaginación, pero con la falta de enfrentamiento a la realidad para superar los miedos. En esta esfera de engaño transcurre el universo del protagonista. Él es el Niño Eterno por excelencia, que está sumido en un mundo ficticio, tanto en su vida afectiva como creativa. La inseguridad, la falta de confianza en sí mismo y la autovaloración negativa acotan su potencial. pero a medida que avanza la película se va poniendo de manifiesto la idea de un Barrie que va madurando como persona a la vez que escribe, de un modo invisible, una historia para que los niños puedan vencer su miedo a hacerse mayores y afrontar así sus problemas y miedos, y descubrir su propia identidad.

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