En 2004, el New York times escribió un artículo acerca de la ballena más solitaria del mundo. Los científicos la llevaban siguiendo desde 1992 y finalmente descubrieron el problema.
Ella no es como ninguna otra ballena jorobada. Al contrario que las demás, no tiene amigos. No tiene familia. No pertenece a ningún grupo, manada o camada. No tiene pareja. Nunca la ha tenido. Sus cantos vienen en grupos de dos a seis llamadas, durando entre cinco y seis segundos cada uno. Pero su voz es distinta de la de cualquier otra ballena. eS única -mientras el resto de las de su especie se comunican a entre 12 y 25 Hz, ella canta a 52. Y ese es, precisamente, el problema. Ninguna otra ballena puede oírla. Ninguno de sus desesperados gritos recibe respuesta. Cada lamento es ignorado.
Imagina ese inmenso mamífero, flotando solo y cantando. Demasiado grande para conectar con cualquiera de los seres que se cruza; sintiéndose paradójicamente pequeña en las inmensidades del vasto y vacío océano.
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