Se supone que debería estar sensible, enfadarme con facilidad y tener la mente monopolizada por el pensamiento de meterme en cama, pero nada más lejos de la realidad. Estoy tranquilamente sentada en el sofá, fumando un piti y escuchando nada surf mientras planeo qué hacerme de cenar. a mi humor, más aleatorio que el random del winamp, le ha dado por reproducir la pista de "contenta hiperactiva" y hasta creo que tengo ganas de ordenar la habitación (estoy segura de que me arrepentiré de haber escrito esto).
Y no sólo eso: esta mañana he aguantado como una campeona una horita de fundamentos seguida de otra de sistemas digitales, y, por si fuera poco, a la tarde hice lo propio con bases de datos y P.O.O. Lo cierto es que me sorprendo a mí misma. Mis faltas de sueño no son raras, más bien habituales, pero, pese a ellas, estar en condiciones de hacer cosas que hasta en mi plenitud de facultades me cuestan horrores es algo completamente nuevo.
No paro de repetirme que es necesario el entrenamiento. Si pretendo sacar un curso decente con mi horario full-time que no deja tiempo ni para respirar, y a su vez compaginarlo con las labores propias de la estudiante santiaguesa (véase emborracharse, salir y emborracharse otra vez) y mantener el listón si no tan alto como lo dejé el año pasado, a una distancia que me permita seguir diciendo que todavía soy yo misma, va a ser necesaria mucha fuerza moral.
acabáronse los maratones de salir de lunes a sábado, el levantarse y desayunar un rico cubata que ya descansa sobre la mesilla y demás constantes del año pasado, pero nadie me va a quitar el mínimo de 3 juergas semanales, la botella por cabeza y esa norma de oro que dice que en el estrella "nunca cae una sola caña". en la lista de retos propuesto para este nuevo curso, el de batir el récord de cervezas seguidas en 3 horas (plusmarca a junio de 2009 situada en 10), aguantar 15 rondas de la ruleta de chupitos sin rabear o salir más de 7 noches seguidas sin volver ninguna a casa antes de las 6 de la mañana. pero no todo habla de drogas. quedan pendientes baños en más fuentes públicas de la ciudad (los caballos de praterías ya se conocen toda la gama de ropa interior de mis compañeros de piso), volver a las noches temáticas de salir con la cara pinta (deseosa de que llegue el homenaje a KISS); salir en pijama, zapatillas y con la almohada como complemento a contar en cuantos garitos se puede entrar; ir borracha a todas las asignaturas (a la mayoría ya lo he hecho); los disfraces sin venir a cuento y demás ocurrencias esporádicas de esas que sólo te crees cuando miras las fotos al día siguiente.
si a eso le sumamos que tengo pensado retomar mi "carrera artística" y mis noches de skate y baloncesto, cuesta creer que haya una forma de compaginarlo todo que no pase por aplicar la fórmula de BMTH: "and we won't never sleep, 'cuz sleep is for the weak!!"
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