miércoles, 16 de diciembre de 2009

Nuestras vidas están dirigidas básicamente a desviar los dardos que nos lanzan las leyes de la probabilidad. En cuanto podemos, nos protegemos de los actos aleatorios de odio y destrucción. Siempre han estado presentes, en los barrios que construimos, en las paredes de nuestras casas, en el recelo que mostramos hacia los desconocidos. De cada seis millones de personas, una caerá fulminada por un rayo. Quince de entre cien sufrirán una depresión. De cada quince mujeres, una tendrá cáncer de mama. Un niño de cada treinta mil sufrirá una deformación grave de alguna extremidad. El veinte por ciento de los americanos será víctima de un crimen violento. Un día en el que no pasa nada malo es un milagro, un día lleno de cosas que podían haber ido mal, pero no salió así. Un día soso es un triunfo del espíritu humano, y el aburrimiento es un lujo sin precedentes en la historia de nuestra raza.

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