domingo, 11 de diciembre de 2011

love hurts

"love hurts, but sometimes it's a good hurt"
incubus fan art

sábado, 10 de diciembre de 2011

La insoportable levedad del ser
(Nesnesitelná lehkost bytí)





La insoportable levedad del ser es un libro de filosofía enmascarado en forma de novela, o una novela con pretensiones de libro de filosofía. De cualquier forma, es una obra extraordinaria.

Ambientada en Praga en 1968, y por tanto con la Primavera de Praga como telón de fondo, trata la historia de un hombre y una mujer, Tomás y Teresa, y de sus dudas existenciales, especialmente en cuanto a las relaciones sexuales y amorosas. El libro relata escenas de la vida cotidiana, pero trazadas con un hondo sentido trascendental. Todo ello sobre un tema abstracto y milenario, el de la inutilidad de la existencia y la necesidad o no del eterno retorno de los momentos para dotar a la vida de sentido, como ya planteaba Nietzsche. Cómo puede ser la vida una buena profesora si sólo tenemos una para vivirla? Cómo podemos actuar en su gran obra si el ensayo para la vida es la vida misma?


Kundera trata a sus personajes de una forma bastante simple, empleándolos para plantear una serie de cuestiones en lugar de sumergirse en una profundidad psicológica. Y aún así fascinan. Los sentimientos y motivaciones de Tomás y Teresa acaparan enseguida la atención del lector. A Kundera le interesan el amor y el sexo, y el modo en que crean lazos en las personas, siendo tan ligeros y vulnerables, y a la vez tan importantes. En una época en que la ideología y la opresión política crean paranoia y estupidez y el sentido común en la vida diaria parece a punto de derrumbarse - la Checoslovaquia post-68- el amor y el sexo son de las pocas cosas que quedan a las que aferrarse. Sin duda es una de las mejores obras representativas de la crítica comunista en la Europa del Este. Por este motivo tuvo que ser publicada por primera vez en Francia en 1984, y no pudo ver la luz en su Chequia natal hasta el año 2006.

El libro juega con los opuestos: la vida y la muerte, el peso y la levedad. Tomás encarna la livianidad, cómo pasa de una amante a otra porque no soporta acostarse con una sola mujer, manifestando su clara separación del sexo y el amor. Mientras tanto, Teresa lucha con el peso, al sentirse destrozada por las infidelidades de Tomás pero a la vez deseosa de seguir a su lado. Y es que la novela pretende entender las relaciones humanas, intentando identificar qué nos hace precisar tan desesperadamente de compañía y explicar los complejos deseos que poseemos. Es la ausencia de toda responsabilidad una verdadera "levedad"? Puede esta absoluta ligereza llegar a volverse insoportable y aplastanos bajo su peso? El libro nos enseña lo vulnerables que somos, lo miserables que nos pueden hacer nuestros deseos contradictorios, impulsos y aspiraciones. Kundera también reflexiona sobre las decisiones que tomamos, y el modo completamente aleatorio en que estas desembocan, basadas quizá en infinitas sucesiones de casualidades.




"El crepúsculo de la desaparición lo baña todo con la magia de la nostalgia."


"¡En efecto, quien busque el infinito, que cierre los ojos!"

"La verdadera bondad humana, con toda su pureza y libertad, puede ponerse en primer plano sólo cuando su recipiente no tiene poder. El verdadero examen moral de la humanidad, su examen fundamental (que yace enterrado profundamente lejos de la vista) consiste en su actitud ante esos que están a su merced: los animales. Y en este sentido la humanidad ha sufrido una derrota. Una derrota tan fundamental que todas las demás provienen de ahí."

"La cultura sucumbe bajo el volumen de la producción, la avalancha de letras, la locura de la cantidad. Por ese motivo te digo que un libro prohibido en tu país significa infinitamente más que los millones de palabras que vomitan nuestras universidades"


"El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien, si no en el deseo de dormir con alguien"

miércoles, 7 de diciembre de 2011


dejando que M se ocupe de los problemas

"stay gold, but go green"

martes, 6 de diciembre de 2011


Finding Oregon es la recopilación de seis meses de timelapses a lo largo de todo el estado de Oregon, coronado con un viaje de 2500 km en Septiembre. Se filmaron lugares como la garganta del río Columbia, el monte Hood, el monte Jefferson, la cañada de Leslie, el desierto de Alvord, las Montañas Azules, el río Deschutes, el Lago del Cráter y muchos más. Sus creadores afirman sentirse orgullosos de haber tocado las 4 puntas del estado, aunque "Oregon es de esos lugares que cuanto más ves, más sientes que te queda por descubrir".

El gran desafío en la filmación de este proyecto consistió en estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. Las secuencias nocturnas de timelapse precisan de un buen número de condiciones para lograr ese brillante e increíble resultado. Para empezar la Luna debe estar alrededor de la fase de Luna Nueva (o sea, que no haya Luna) para que no compita con el resplandor de las estrellas, lo que deja unos 5 días al mes para conseguirlo. Además, esto debe aliarse con un cielo sin nubes. En Oregon, sólo los meses de verano tienen oportunidades reales de tenerlos, lo que deja a penas 1/4 del año de cielos despejados. Así que en total tenemos 3 meses al año, con un margen de 5 días en cada uno de ellos, lo que da un total de a penas 15 días en todo el año. A esto hay que añadirle la posibilidad de que surja cualquier otro contratiempo que impida una óptima filmación. Es un verdadero reto conseguir que todos los factores se alineen pero, cuando esto sucede, el resultado es espectacular.

Produced in 2011 by Uncage the Soul Productions
Ben Canales, John Waller, Steve Engman, Blake Johnson

lunes, 5 de diciembre de 2011

peli de la noche: Good Bye Lenin!



Poco antes de la caída del muro de Berlín, la madre de Alex (Daniel Brühl) entra en coma. Durante los meses en los que se ausenta el país en el que vivía y del que era ferviente activista, la República Democrática de Alemania, se desmorona. Al despertar, su delicado estado de salud obliga a su hijo a crear la ficción de que el muro nunca ha caído. Esta fantasía sobrevive gracias a la inconmensurable voluntad de un Alex acuciado por las evidencias de la realidad. A partir de ahí encontramos dos películas, la trama que se desarrolla en el mundo real y la historia-ficción que Alexander urde y que, como él mismo nos dice, acaba por cobrar vida propia y por convertirse en la Alemania que él siempre habría deseado.

Esa mentira, y cómo Álex se las ingenia para convertir la habitación de su madre en el último recodo puramente socialista de la RDA, llena la historia de escenas divertidísimas como la repentina aparición del cartel de Coca-Cola o cada uno de los falsos informativos de noticias que Álex y su amigo Denis graban. Pero, al mismo tiempo, esconde cierta crítica social hacia la situación política y económica del momento, aderezada con un sinfín de comentarios irónicos sobre el poder de Occidente que arrancarán más de una sonrisa. La película no entra explícitamente en juicios políticos sobre ventajas y desventajas del comunismo vs capitalismo, sino que sigue la peripecia de unos personajes bastante comunes que intentan sobrevivir día a día, cosa difícil en todo tipo de sistema, aunque inevitablemente unos sean menos malos que otros. En su discurso, el filme toma imágenes reales y las incrusta de forma inteligente, logrando una atmósfera creíble; como la inolvidable imagen de la estatua de Lenin cargada por un helicóptero.

Un relato así atrapa al instante, pero si, además, le añadimos unas buenas interpretaciones, una encantadora banda sonora de Yann Tiersen, que provoca un sinfín de emociones a la vez, y toda la carga dramática de una historia familiar compleja, el resultado es una muy buena película, donde se mezcla la nostalgia por la muerte de la utopía, la euforia por el cambio, y la aceptación de la nueva realidad. Que otra mentira sustituya a la antigua.




Lo de ser un pequeño punto en la extrema magnitud del mundo, puede desarrollarse para que suene peor, porque serlo conlleva muchas otras cosas. Conlleva ser un activo más en las estadísticas, por ejemplo en la de jóvenes, catalogados de poco inteligentes (en los mejores casos), que algún que otro sábado salen a beber litros y litros de alcohol para luego vomitarlos en las alfombras de seda que sus madres compraron en Nueva Delhi (también en el mejor de los casos) o amenazarse con ballestas y acuchillar a ancianos (¿es redundante decir que esto es en el peor de los casos?), aunque tú no hagas lo último y justo el día en el que realizaron el recuento para la estadística, vomitaras en la alfombra de lana nepalí que fue adquirida en una subasta, no importa, estarás representado en el porcentaje de los que no. No hay escapatoria a la estadística. Otras cosas a las que conlleva lo de pequeño punto, es que Inditex cuenta contigo cuando produce un millón de jerséis iguales; que por diminuta que seas, aumentas el calentamiento global y eso es muy grave porque el mundo comenzó a existir un día para existir por siempre y estaría muy mal que fuera el calor globalizado lo que lo detuviese; que siempre habrá alguien más guapa que tú (discúlpame Julia [Roberts]) y alguien más feo (ay, he pasado por alto que eres Picio), también alguien más inteligente (lo de Edison no tiene tanto mérito, era fácil destacar en una época en la que ni la bombilla estaba inventada) y más memo (tampoco hace falta especificar), así como alguien más asquerosamente rico que tú (Bill Gates no cuenta como humano) y alguien más infinitamente pobre (sí, los niños que se mueren de hambre sin nombre son, o fueron, alguien), lo de memo, pobre y feo es importante considerarlo porque no podrás decir nunca honradamente: ¡oh, Dios mío, soy el ser más memo de toda la faz de la tierra! Ni:¡claro que merezco esa beca, no existe nadie más pobre que yo! Ni tampoco: ¡Pero cómo voy a gustar a Nicole Kidman, soy la persona más horrible de toda la historia, no estoy a su altura estética! Porque puesto a ser desgraciado, lo interesante es serlo el más.

Más asuntos que derivan de ser un pequeño punto: tener que producir un kilogramo de basura al día, si vives en un país desarrollado, y entre 400 y 700 gramos si lo haces en un país en vías de desarrollo; no poder tener más de un hijo varón si eres chino; y la tentativa posibilidad de creer poder convertirte en artista para así poder escapar de la mundana ordinariez de ser igual que los demás, y escribir algo; aunque ya existirán cinco películas sobre el mismo tema, setecientos millones cuarenta y tres mil habrán considerado la idea de escribir sobre el mismo algo que tú, pero se habrán sentido perezosos para llevar a cabo la idea (otra vez un pecado capital es útil; ahora, para salvarte de ordinariez extrema), ciento sesenta y ocho publicaron un libro que tocaba el tema solo de pasada, setenta y dos fundamentaban en ello su obra, pero afortunadamente, cuarenta estaban mal escritos, por lo que sí; si publicaras un volumen sobre algo como tema de partida, no serías extremadamente ordinario, sino ordinario a secas.


Todo empieza con una buena taza de café

domingo, 4 de diciembre de 2011

A veces cojo el bus en dirección contraria. Unas, me sucede sin darme cuenta; me dejo envolver por la multitud que me arrastra, y absorta en algún pensamiento, me descubro perdida en una línea que no pasa por mi destino. Otras, soy absolutamente consciente de que estoy subiendo a un autobús desacertado, pero una fuerza abrumadora que parte del centro de mi cuerpo y que aún no he llegado a controlar, me lleva a hacerlo.
Axioma: el tomar una línea de autobús en dirección equivocada, es la representación más clara del error en estado puro.
Así, en la cotidianidad de mis días, en ocasiones es la inercia la que, sin lugar a dudas, me lleva a cometer errores, y -oh, pobre mí- no soy capaz de descubrir que estoy equivocada hasta que alguien o algún hecho me lo advierte. En otras, tomo la deliciosa opción de errar, con todo conocimiento de las posibles consecuencias a mi exquisita determinación.
Me sucede que, a veces, después de saber que me equivoco, soy incapaz de dejar de persistir en mi error, aunque sepa que eso pueda acarrearme aún errores mayores. Permanezco, entonces, sentada mientras me alejo rápidamente del que era un claro destino, y movida por la interrogación de hasta qué punto me llevará este fallo, dónde desembocará esta línea, no puedo tomar la decisión de rectificar y hacer algo tan sencillo como cruzar un pasillo y tomar un autobús que avance en el sentido correcto, o en el que, al menos antes, suponía ser el correcto.
Equivocarme, quiero decir, tomar buses en la dirección contraria, me obliga a poner en evidencia como de acertado era el primer destino, o lo que al principio de todo, parecía ser lo correcto. Persistir en mis equivocaciones me lleva a reconsiderarlas como tales. Nunca sabes cómo de bello puede ser lo que encuentres en cuanto bajes, aunque no sea lo que esperabas ver.
A fin de cuentas, el error es algo relativo, cuestión de tiempo, opinión, obligación o costumbre. Mientras que el bus avanza en la que sabes que es la dirección equivocada, hay gente que viaja tranquila con la certeza de no poder tener una orientación más acertada.
Un pequeño desacierto es fácil de reparar. Si te pasas una parada de tu destino, media vuelta y parada atrás. No lleva más de tres minutos, cinco con mala suerte.
Suele hablarse de verdadera falta cuando la solución no es tan fácil de hallar, o lleva mucho más tiempo. Cuando la confusión me ha llevado demasiado lejos, el error se me convierte en verdadera ambición, y no deseo nada más que alejarme y alejarme de lo que antes podría haber sido un despiste remediable. No puedo parar de errar y ya no encuentro opción al cambio de rumbo, solo me queda aventurarme a descubrir qué había al final de la línea. Y cuando has llegado al final de la línea sin posibilidad al regreso, descubres que el fallo se convierte en acierto y el infortunio en éxito, y entonces eres consciente de que lo que antes parecía absolutamente disparatado, ahora ha pasado a convertirse en hipótesis o ruta posible y de ahí a teoría o destino final.
Por todo ello, me permito cometer errores siempre que tengo ocasión y suelo viajar en el sentido contrario a mi destino.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Address is approximate


Address is approximate es un proyecto personal filmado en stop motion por el director Tom Jenkins. Cuenta la historia de un muñeco que, sintiéndose solo en la mesa de la oficina, decide emprender un viaje a través del país (los Estados Unidos) hasta la costa del Pacífico de la única forma que puede: con un coche de juguete y Google Street View.

jueves, 1 de diciembre de 2011

(foto by dragontrees)

recuerdo aquellas fotos Kodak descoloridas, sacadas hace años y encontradas dentro de cajas de zapatos en cualquier cajón. ya sabéis como son: amarillas y casi veladas, siempre con algún lugar representativo al fondo y gente sonriendo poniendo su mejor pose. cuando veo ese tipo de fotos, no puedo si no asombrarme de lo encantadores, tristes e inocentes que resultan todos los momentos de la vida cuando quedan registrados por el obturador de una cámara, pues en aquél momento el futuro es todavía una incógnita y aún no nos ha hecho daño.

(texto rescatado de mi viejo fotolog. el colmo de lo retro)