viernes, 29 de junio de 2012
domingo, 10 de junio de 2012
sábado, 9 de junio de 2012
miércoles, 6 de junio de 2012
viernes, 25 de mayo de 2012
sábado, 12 de mayo de 2012
viernes, 11 de mayo de 2012
miércoles, 18 de abril de 2012
2013: Rescate en L.A.
(Escape from LA)
Qué puedo decir de 2013: Rescate en LA? No creo que ninguna crítica le haga justicia, es de esa clase de películas que hay que ver para creer.
Para aquellos no iniciados, os cuento que es una secuela de "Escape from NY", aunque más que secuela, lo correcto sería decir que es exactamente la misma película con un cambio de escenario. Y, al igual que su predecesora, es un compendio de extravagancia y acción que satiriza el género al mismo tiempo que lo explota. En su segunda parte, el rescate tiene lugar en un Los Angeles post-apocaliptico separado de la tierra por un terremoto de masivas dimensiones y reconvertido a prisión para los seres indeseables de esa gran nación que son los USA, que este film son más grandes que nunca. Sobre este telón de fondo, se monta tal despliegue de efectos especiales que terminas hasta sintiéndote mareada. En el culmen de lo absurdo tenemos, por ejemplo, a nuestro héroe surfeando un tsunami calle abajo para terminar saltando al asiento trasero de un descapotable en marcha.
En el fondo, la peli es algo así como un Independence Day puesto hasta las cejas de LSD. Y es que ya lo dijo Tote King en su tema Todo lo que quiero: "Quiero ser grande como Kurt Russell!!". Y tan grande.
viernes, 13 de abril de 2012
Los hombres que miran fijamente a las cabras
(The men who stare at goats)
Creo que la crítica ha sido especialmente dura con Los hombres que miran fijamente a las cabras. Entiendo de sobra que semejante reunión de talentos como son Ewan McGregor, George Clooney, Kevin Spacey y Jeff Bridges genere descomunales expectativas, pero tampoco es plan de acribillarla si el resultado no torna en una obra maestra digna de figurar en los anales la historia del cine. A mí desde luego me ha gustado, y mucho.
La película comienza con un redactor de un periódico de poca monta llamado Wilton (Ewan), que un día tiene que entrevistar a un tío que afirma ser miembro del Ejército de la Nueva Tierra, una división súper-secreta de soldados entrenados en técnicas paranormales para ser convertidos en armas sigilosas. En teoría, estos podrían espiar a distancia, matar con el poder de la mirada o romper las lineas enemigas en espíritu, sin cuerpo.
Tras un desengaño amoroso, Wilton decide dar un giro a su vida e impregnarla de la pasión que carece, así que se embarca en un vuelo a Kuwait, don la esperanza de poder cruzar la frontera al Irak de la guerra. Ahí se encuentra con Lyn Cassady (George), de quien se dice que es el mejor soldado del Ejército de la nueva tierra. Wilton lo presiona para que hable de su pasado y éste le habla de un veterano de Vietnam aficionado al ácido llamado Bill Django (Jeff), quien le vendió a la armada la noción de luchar sin limitaciones físicas. Bridges interpreta aquí un papel bastante similar al de El Gran Lebowski, lo que hará todavía más extraordinaria su actuación.
La acción de la película transcurre entre el reciente Oriente Medio y eventos sucedidos 20 años antes, Cuando Cassidy se entrena bajo las órdenes de Django para convertirse en, como lo llaman ellos, un "guerrero Jedi" (nota graciosa que Wilton/McGregor nunca haya oído hablar de ellos ni haya visto Star Wars). Clooney no sobreinterpreta y resulta bastante persuasivo, haciendo de Cassady un hombre cuerdo que ha visto lo imposible y no le queda otra que creer en ello. Le muestra a Wilton vídeos de una cabra y un hámster asesinados son el poder de la mente. En teoría, con él los hombres podrían hasta atravesar paredes- si, por supuesto, creen que pueden.
Ambos Wilton y Cassidy se adentran en el Irak de la guerra, donde todo es hostilidad hacia ellos. Cassady pretende combatirla empleando técnicas paranormales. Hopper (Kevin) es el archi-enemigo de Cassydy, que aparece para complicar aún más la situación. La trama se convierte entonces en una sarta de absurdeces que, pese a lo caóticas que puedan parecer, terminan tomando sentido y conformando una hilarante historia que te tiene 93 minutos con la sonrisa puesta.
Como nota final, he leído que esta película es una adaptación bastante libre de un libro del mismo título. Si resulta igual de desternillan que la película, merecerá la pena echarle un vistazo.
domingo, 18 de diciembre de 2011
Si hace una semana citaba Easy A como la excepción a las películas de instituto, el Grinch es lo propio a las navideñas. No nos engañemos, posee todos los ingrdientes principales: una población devota por la festividad, casas adornadas con tantas luces que podrían ser visibles desde el espacio, villancicos, una niña adorable (Taylor Momsen, la punkarra Jenny Humpfrey de Gossip Girl, cuando el maquillaje aún dejaba ver el color de sus ojos) y un malo malísimo que termina por hacerse bueno gracias al amor. Ahora el reto está en saber combinar adecuadamente estos elementos.
La película está basada en el libro escrito por Dr Seuss en 1957 "Cómo el Grinch robó la Navidad". Hollywood llevaba años luchando por sus derechos, que el autor se negaba rotundamente a ceder, hasta su muerte en 1991. A partir de ahí, todo consistió en una serie de trámites y en el año 2000 vio la luz esta cinta.
Dentro de un copo de nieve se sitúa el pueblo de Villaquién, y sus habitantes, los Quién, adoran la Navidad. Todos excepto uno, el cínico y misántropo Grinch (Jim Carrey), que vive apartado en lo alto de una montaña con su perro Max como única compañía.
Cuando la pequeña Cindy Lou (Taylor) se entera de su existencia, se interesa por él, y comienza a investigar acerca de su pasado. Descubre que era un niño de inusual apariencia objeto de las burlas de todos, lo que lo llevó al aislamiento y la hostilidad, y a tener un corazón dos tallas menor. Emocionada por la historia, Cindy decide ir a buscarlo e intentar integrarlo en la sociedad, pero, como es de esperar, sus esfuerzos desembocan en una serie de catástrofes que están a punto de arruinar la gran fiesta navideña.
La película es un compendio de cálidos y anticuados valores familiares adornados con una increíble decoración, maquillaje y vestuario. Jim Carrey nos deleita con una virtuosísima actuación, muy en la línea de La Máscara, contorneando todo su cuerpo frenéticamente a pesar de el enorme y peludo traje verde que lo envuelve, poniendo un sinfín de voces divertidas y corriendo arriba y abajo de la pantalla con la energía de un niño de 6 años que haya tomado demasiada CocaCola. Además, los efectos visuales son otro punto a favor, transportando al espectador a ese mágico mundo que es Villaquien. Los escenarios son idílicos paisajes invernales, cubiertos del cielo al suelo por capas de suave nieve e infinitas luces de colores.
Como narrador, Anthony Hopkins (en la verisón original) resulta ideal para recitar los versos de la historia, y presentarnos al final su moraleja anti-consumista, aunque poco clarificada (es Hollywood, al fin y al cabo).
Excepto alguna trama argumental que en mi opinión sobra, como el triágulo amoroso ente el Grinch, la mujer del alcalde y el alcalde, y pese a la cantidad de clichés que presenta, es una película tremendamente entretenida perfecta para una hogareña sesión de cine con manta, sofá y un café calentito.
lunes, 5 de diciembre de 2011
peli de la noche: Good Bye Lenin!
Poco antes de la caída del muro de Berlín, la madre de Alex (Daniel Brühl) entra en coma. Durante los meses en los que se ausenta el país en el que vivía y del que era ferviente activista, la República Democrática de Alemania, se desmorona. Al despertar, su delicado estado de salud obliga a su hijo a crear la ficción de que el muro nunca ha caído. Esta fantasía sobrevive gracias a la inconmensurable voluntad de un Alex acuciado por las evidencias de la realidad. A partir de ahí encontramos dos películas, la trama que se desarrolla en el mundo real y la historia-ficción que Alexander urde y que, como él mismo nos dice, acaba por cobrar vida propia y por convertirse en la Alemania que él siempre habría deseado.
Esa mentira, y cómo Álex se las ingenia para convertir la habitación de su madre en el último recodo puramente socialista de la RDA, llena la historia de escenas divertidísimas como la repentina aparición del cartel de Coca-Cola o cada uno de los falsos informativos de noticias que Álex y su amigo Denis graban. Pero, al mismo tiempo, esconde cierta crítica social hacia la situación política y económica del momento, aderezada con un sinfín de comentarios irónicos sobre el poder de Occidente que arrancarán más de una sonrisa. La película no entra explícitamente en juicios políticos sobre ventajas y desventajas del comunismo vs capitalismo, sino que sigue la peripecia de unos personajes bastante comunes que intentan sobrevivir día a día, cosa difícil en todo tipo de sistema, aunque inevitablemente unos sean menos malos que otros. En su discurso, el filme toma imágenes reales y las incrusta de forma inteligente, logrando una atmósfera creíble; como la inolvidable imagen de la estatua de Lenin cargada por un helicóptero.
Un relato así atrapa al instante, pero si, además, le añadimos unas buenas interpretaciones, una encantadora banda sonora de Yann Tiersen, que provoca un sinfín de emociones a la vez, y toda la carga dramática de una historia familiar compleja, el resultado es una muy buena película, donde se mezcla la nostalgia por la muerte de la utopía, la euforia por el cambio, y la aceptación de la nueva realidad. Que otra mentira sustituya a la antigua.
viernes, 4 de noviembre de 2011
Cómo empezar la crítica de una película como Hacia rutas salvajes cuando ésta me ha dejado tan completamente fascinada? A veces es más fácil opiniar sobre un film que tiene agujeros por todos lados. Se puede criticar una malísima actuación, un guión infumable o una historia que no tiene dónde cogerse. Lo malo es cuando te encuentras con uno que emociona, conmueve y mantiene tu corazón encogido como una pasa. Me siento en el deber de escribir algo que le haga justicia, y, dada la profunda impresión que me ha causado, temo no encontrar las palabras adecuadas para ello. Pero pondré a reproducir la banda sonora y, con la grave y espectacular voz de Eddie Vedder de fondo, intentaré hacerlo lo mejor posible.
Podría empezar por decir que los 140 minutos que dura (esto es, casi dos horas y media!) se me pasaron sin darme cuenta, pese a que imagino parecerá una cantidad de tiempo excesiva a aquéllos que no vean en ella más que un puñado de ideas utópicas expuestas sobre hipnóticos paisajes. Pero nadie negará que la historia de Christopher McCandless es, cuanto menos, fascinante. Con sólo 22 años, y recién graduado en la universidad, tira por tierra su brillante futuro y desdeña todo lo que le hubiese procurado una existencia acomodada, regalando sus ahorros y quemando el poco dinero que le queda en los bolsillos, para probarse a sí mismo en harmonía con la naturaleza. Una aventura que tantos hemos soñado, el huir del pragmatismo feroz que caracteriza nuestra cultura en busca de un estado de trascendencia inspirado como en este caso, a partes iguales por los inabarcables espacios vírgenes de norteamérica y los pensamientos e ideas de Thoreau, con ese radicalismo asocial y libertario, y la defensa de la soledad como único medio para conocernos a nosotros mismos y atisbar el verdadero espíritu de la naturaleza: "Las fronteras no son el este o el oeste, el norte o el sur, si no allí donde el hombre se enfrenta a un hecho" .
A diferencia de otras road movies, Penn (no he mencionado ya que el director del film es el genialísimo Sean Penn?) utiliza una estructura narrativa no lineal: comienza situando a Chis/alex en su destino final, Alaska, y va intercalando las diferentes etapas del viaje con la voz en off de una hermana entregada a la forma de ser del protagonista (pero mal doblada, merece la pena la VO). Así, su pasado, presente y futuro se van uniendo como un puzzle para explicar algo tan ilógico como la decisión de dejar atrás una vida de dinero y comodidades.
Y, como cualquier road movie que merezca ser digna de tal nombre, la fotografía es un punto tan fuerte que casi podría formar una película aparte. Desde Atlanta a california, de México a Alaska, dakota del sur, colorado, playas infinitas, cielos del más intenso azul, una alaska verde y blanca y lagos tan cristalinos que dan ganas de zambullirse en la pantalla del televisor son sólo parte de los numerosos escenarios que se muestran.
Luego están los personajes, comenzando por Chris/Alex, interpretado con grandísima fuerza por un Emile Hirsch que no merece otro calificativo que brillante, pues ha conseguido bordar un papel muy, muy complicado no sólo en el plano físico si no también en el emocional. No me cabe duda de que parte de ello se debe a la mano maestra con que lo debió dirigir Penn. Merece mención especial además Hal Holbrook (Rob), pues sus diálogos son el protagonista producen una ternura que traspasa la pantalla, pocas veces unas lágrimas en el cine han hecho tanto efecto. También es notable la compasión y dignidad con que se trata a dos personajes que tendrían todas las papeletas para hacer de malos de la película: los padres de Chris, en la piel de quienes se meten William Hurt y Marcia Gay Harden. Su incomprensión hacia su hijo y su desprecio hacia todo lo que se aleja de lo preestablecido no son incompatibles con una dolorosa humanidad.
Y, por último, poner el broche de oro con la banda sonora, compuesta e interpretada especialmente para la película por Eddie Vedder (cantante de Pearl Jam) que, como ya cité al comienzo, con esa grave y espectacular voz consigue fundirnos por completo con la historia, eliminando las barreras físicas para transportarnos al lado de Alex a lo largo de su viaje.
Se nota que Hacia rutas salvajes me ha gustado muchísimo, y es que me parece de esa clase de películas que no te permite seguir siendo la misma persona tras haber terminado de verla. Algo ha cambiado, y es que te hace pensar. Te hace pensar en cosas que quizá ya tuvieses en mente antes, pero a las que nunca has dado suficiente consideración.