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sábado, 14 de abril de 2012

Calgary

Cuando escribes sobre un lugar que te encantaría conocer pero en el que nunca has estado, tiendes a idealizarlo, a darle en tu mente la forma que te gustaría que tuviera. Cuando pienso en Calgary pienso en una capital aislada, en las rocosas, en el frío norteño. Pienso en la inmensidad de los lagos de aguas cristalinas y en sitios altos. Y, por supuesto, pienso en esta preciosa canción de Bon Iver.

martes, 20 de marzo de 2012

Los suizos tienen montañas, así que escalan. Los canadienses tienen lagos, así que reman. Los australianos tienen cañones, así que practican barranquismo, una forma híbrida de locura a medio camino entre el montañismo y la espeleología, en la que se desciende en vez de ascender, a menudo a través de húmedos y estrechísimos túneles.

A diferencia de otros lugares con cañones estrechos, como Utah, Jordania o Córcega, Australia posee una rica y profunda herencia de barranquismo. En cierto modo, es una forma extrema de exploración, algo que los aborígenes hacían miles de años antes de que los europeos llegasen. Pero sin cuerdas y equipamiento técnico, no podían explorar los huecos más profundos.

Hoy en día miles de autralianos exploran cañones, cientos los descienden con cuerdas, pero sólo unos cuantos exploran algunos nuevos. Estos individuos tienden a tener las piernas de un jugador de rugby, rodillas llenas de costras de todos los rascazos contra la piedra, la tolerancia de un pingüino a las aguas heladas, la agilidad de un marsupial para saltar entre las rocas y la disposición de un topo para reptar por húmedos y oscuros pasadizos. Por encima de todo, buscan los cañones más remotos y difíciles de acceder. "Cuanto más oscuros, estrechos y rebuscados, mejor", dice Dave Noble, uno de los más expertos barranquistas del país. "La gente me dice: pero y si te quedas atascado?, pero eso es lo que buscas, verte forzado a improvisar para poder salir".

A lo largo de los últimos 38 años Noble ha hecho unos 70 primeros descensos en las Blue Mountains, a unas pocas horas al oeste de Sidney. Esta región escarpada posee cientos de cañones. Las "Blueys" no son montañas exactamente si no viejas mesetas sedimentarias profundamente hendidas por la erosión de los ríos y densamente pobladas por eucaliptos.

A sus 57 años años, Noble nunca ha conducido un coche. Pedalea unos 20 kilómetros al día para dar clases de física en un intituto en la periferia de Sidney. Aunque ha trazado detallados mapas topográficos de cañones que ha explorado, y a los que ha puesto nombres - tales como Cannibal (Caníbal), Black Crypt (Cripta negra), Crucifixion (Crucifixión) y Resurrection (Resurreción)- y ha publicado fotos de ellos en su página web, no está dispuesto a contarle a nadie dónde se encuentran. "Es nuestra ética. Los cañones salvajes deben permanecer sin descripción, para que permanezcan impolutos y otros puedan afrontar el reto de explorarlos por su cuenta. Es parte del misterio".

El principal rival de Noble es un cañonista llamado Rick Jamieson, que se ganó la desaprobación de Noble hace algunos años escribiendo una guía que revelaba unos cuantos secretos de los cañones de la zona. El barranquismo como tal comenzó a practicarse en los 40, pero las principales ranuras no se exploraron hasta los 60, cuando se adoptaron los modernos equipos de escalada. El Danae Brook Canyon, escondido en el laberíntico corazón de las Blue Mountains, es uno de los más difíciles. En su guía, Jamieson lo describe como "un día muy, muy largo" en el que los barranquistas deben hacer nueve o más complicados descensos en rapel. Aún así, el fotógrafo Carsten Peter se atrevió a acompañarlo en una de sus expediciones al lugar, y posteriormente se unió a otros barranquistas en diferentes descensos por la zona, donde fotografió unos impresionantes paisajes que más tarde publicó National Geographic y de los que os dejo las imágenes que más me han impresionado:



Un barranquista desciende con una cuerda una cascada de más de 45 metros en el cañón Kanangra Main



Cascadas de colosales helechos brotan en el húmedo aire atrapado entre las paredes del estrecho cañón Claustral. Explorado por primera vez en 1963, la formación recibió ese nombre por la claustrofobia que inducen sus pasadizos.



Saltando hacia el vacío, Mark Jenkins hace uno de los 14 descensos del Kanagra Main



En el parque nacional Gardens of Stone, laberintos de rocas pagoda (formaciones como colmenas debidas a la erosión) presentan un reto para quienes hacen senderismo pero son un sueño para los barranquistas



"Te sientes como si te tragara la Tierra" dice el fotógrafo Carsten Peter del Black Hole of Calcuta en el cañón Claustral. Hasta los más expertos lo evitan después de las lluvias.



Un barranquista afronta la fuerza de la cascada en el cañón Empress. Dicen que incluso en un descenso sencillo como este uno puede sentir como si se ahogase en el aire.



Los rayos del sol de mediodía le otorgan al cañón de Rocky creek un ambiente semejante al de una catedral.



Estrujándose a través de el cañón de Tiger Snake, David Forbes observa las serpientes que dan nombre al lugar.



El experto John Roberts afirma "El barranquismo trata de la belleza de descubrir. Camiñas durante horas para encontrarte sitios mágicos como este"



El escarpado Wolgan Valley en las Blue Mountains, en las afueras de Sidney, contiene numerosos lugares perfectos para practicar barranquismo



Fuentes:

National Geographic

Lonely Planet- barranquismo

Wikipedia - Canyoning

Todas las fotos de Carsten Peter

sábado, 3 de marzo de 2012

- Tenemos que ir y no detenernos hasta que hayamos llegado.
- Adónde vamos?
- No lo sé, pero tenemos que ir.

En el camino- Jack Kerouac

lunes, 30 de enero de 2012


Para algunos aventureros no es suficiente conquistar alguno de los famosos montes de Alaska, como el McKinley o el St. Elias. Para algunos, no se trata tanto de la dificultad del ascenso como de ser los primeros. y, para eso, a veces los montañeros han de ir a lugares todavía más remotos.
Para un grupo de alpinistas, patrocinados por Patagonia, eso significó un viaje en pleno invierno a los picos de Arrigetch, una cadena rocosa situada en la cordillera de brooks, por encima del círculo polar Ártico.
En este video, subido a vimeo por Dane Henry de Deep Roots media, los montañeros Tommy Caldwell, Corey Rich y Hayden Kennedy documentan el primer ascenso a una pared rocosa sin nombre.
"Generalmente, en la mayoría de las expediciones en las que he estado, vas a algún sitio, tiene un mapa topográfico de alguien que ha estado ahí y al menos alguna idea de lo que es posible" dice Caldwell en el video. "Aquí fue completamente exploratorio- quiero decir, sin pistas, sin senderos, no vimos ninguna señal de que algún otro ser humano hubiera estado ahí arriba. Y es genial, añadió un verdadero espíritu de exploración a este viaje".

miércoles, 4 de enero de 2012

Hace algunas semanas, Joe Stylos, su hermana Melissa y su amigo Travers emprendieron un viaje para explorar la increíble naturaleza en el interior de Alaska. Ahí se encuentra la montaña más alta de norteamérica, el parque nacional y reserva Denali cubre un área de aproximadamente 15,28 km cuadrados. En su página de Flickr, Joe declaró:

"Escalamos la ruta del glaciar Muldrow en el lado norte de Denali, comenzando el 8 de junio y finalizando el 8 de julio. La primera semana de los 30 días de la escalada la pasamos transportando equipo, comestibles y combustible a través de la tundra. En la caminata de 32 km para acercarnos desde Wonder Lake también se nos unió mi padre. Esto fue especialmente significativo para mí porque él me puso el segundo nombre "Denali" después de haber escalado el monte en 1974".

"De ahí en adelante íbamos solos y tardamos veinte días para llegar hasta la cima y tres más para salir de ahí. Tuvimos la suerte de alcanzar la cima el 4 de julio. Durante ese tiempo había sólo dos grupos más en ese lado del monte. Con respecto a la altitud, esta es una de las escaladas más altas del mundo, con un aumento de 5486,4 m a partir de la salida. La ruta sigue el Glaciar Muldrow pasando por dos grandes caídas de hielo, el Lower y el Great. Luego escalamos Karstens Ridge, una cresta de borde de navaja de varios kilómetros de largo con inclinaciones de hasta 45 grados. Eso te dirige al Glaciar Harper. Nuestro campamento estaba a 5181,6m, donde pasamos cuatro días esperando un día claro para subir a la cima. En general tuvimos mucha suerte con el clima, ya que no hubo ninguna tormenta grande. Travers y yo tomamos la caída de la grieta menor pero ambos logramos salir. También provocamos una pequeña avalancha en Karstens ridge pero por suerte no sufrimos ningún daño. Con sensatez encontramos una ruta alternativa para esa sección. Otra parte interesante fue cuando encontramos un viejo saco de dormir que creemos le perteneció a mi padre antes que la perdiera en el viento durante la escalada de 1974".

Las dos fotos de abajo son las favoritas de Joe en su expedición. La primera, "Escalando el Coxcomb" fue tomada a lo alto de Karstens Ridge con el campamento del equipo a la vista a una distancia abajo en la cresta. El "Panorama de la gran caída de hielo" fue una superposición de seis imágenes tomadas a media noche en el primer viaje de Joe por la gran caída de hielo: "A esa distancia en el norte el sol realmente no se pone, sólo roza el horizonte en una magnífica salida/puesta de sol".

Si a vosotros también os apetece escapar durante un rato a paisajes de película sin levantaros de la silla, os recomiendo visitar su página de Flickr.


Climbing the Coxcomb


Great Ice Fall Panorama

martes, 20 de diciembre de 2011

Budapest: antes & ahora




















(dedicado a Juan, que pronto estará en casa)



domingo, 13 de noviembre de 2011

ROAD TRIP: ROUTE 66

La aventura de H.Nelson Jackson y sus pasajeros abrió camino a todos los que vinieron después. Jackson y Crocker fueron los primeros hombres en cruzar de costa a costa los Estados Unidos a bordo de un automóvil. Seis años después la primera mujer se atrevió a seguir sus pasos. Se trataba de Alice Ramsey, que junto con una amiga y dos cuñadas hizo el mismo recorrido que Jackon pero en sentido opuesto. Ramsey tenía 22 años en 1909 cuando se montó en un Maxwell de 30 CV y partió de Manhattan. Su viaje duró 59 días; a diferencia del de Jackson, el trayecto de Ramsey cruzó el desierto de Nevada para ahorrar tiempo en su recorrido. Alice contó su experiencia en un libro de 1961, y hasta 1975, cuando contaba con 88 años, realizó más de 30 viajes coast-to-coast. Murió en 1983, a los 96 años de edad.


Jackson, Ramsey y otros fueron los pioneros del viaje largo en coche, en una época en la que las autopistas no existían por razones obvias, pero tampoco había ninguna red de carreteras digna de ese nombre en gran parte del territorio estadounidense. La primera carretera que unió ambas costas (precisamente entre San Francisco y Nueva York) se terminó en 1913. y fue llamada la Lincoln Highway. Por esa época, la totalidad del transporte interestatal se realizaba en ferrocarril, y las carreteras eran fundamentalmente para uso local. El impacto de la apertura de las carreteras interestatales (que aún no se llamaban así) fue bastante moderado en un principio. Para realizar el viaje, que seguía siendo una proeza, se recomendaba llevar todo tipo de repuestos, además de hachas, poleas, víveres y un equipo de acampada. Las gasolineras apenas existían fuera de las grandes ciudades, por lo que los primeros viajeros que recorrieron la carretera compraban combustible siempre que podían, aunque acabaran de hacerlo en el pueblo anterior. Sin embargo, ya no había vuelta atrás. El coche se había convertido en el primer medio de transporte rápido e independiente del mundo.






A partir de los años veinte comenzó la expansión de la red de carreteras norteamericanas. En 1921 abrió sus puertas el primer restaurante drive-trough, en Dallas, y cuatro años después hizo lo propio el primer motel de carretera, en San Luis Obispo, California. En ese mismo año de 1925 apareció el sistema de numeración de las carreteras, para poner un poco de orden en el cacao de nombres que se estaba formando a lo largo de todo el país. Y así, un año después, quedó establecida la ruta 66, probablemente la más mítica de cuantas hayan existido en Estados Unidos.


La Ruta 66 surgió de la adición de varias carreteras ya existentes, algunas de las cuales habían comenzado a ser construídas en una fecha tan temprana como 1857, veinte años antes de la invención del motor de explosión y treinta antes de que Karl Benz comenzara a trastear con ellos en vehículos de cuatro ruedas. El trazado original recorría casi cuatro mil kilómetros entre Chicago y Los Ángeles, a través de ocho estados. Los ahora famosos carteles que indicaban la numeración de la carretera comenzaron a instalarse en 1927, pero hasta 1928 no se terminó de asfaltar todo el recorrido. Una asociación de comerciantes le dio el sobrenombre de “The Main Street of America“, que viene a siginificar “La Calle Mayor de Estados Unidos”. Poco a poco la carretera, y el viaje, se fue haciendo popular, pero no fue hasta después de la II Guerra Mundial cuando la Ruta 66 entró en la leyenda.

Varios factores contribuyeron a la popularidad de la Ruta 66. En primer lugar la famosísima novela de John Steinbeck, Las uvas de la ira, llevada al cine posteriormente por John Ford y protagonizada por Henry Fonda. Basada en hechos históricos, la novela narra la epopeya trágica de unos granjeros de Oklahoma que, arruinados por la Gran Depresión y con su granja arrasada por los vientos y la arena, deben emprender el camino del oeste hacia California para ganarse la vida allí. El camino, donde los Joad, protagonistas de la historia, encuentran a cientos de granjeros en su misma situación y con su mismo destino, se realiza por la Ruta 66, llamada por Steinbeck “The mother road“, o “La ruta madre”, en traducción más o menos literal (“La madre de todas las carreteras” es una traducción absolutamente incorrecta pero más apropiada, quizás). La novela obtuvo el Pulitzer y la película ganó dos Óscar y fue candidata a varios más, comenzando así la carretera a ganarse la fama que la convertiría en parte del imaginario estadounidense en las siguientes generaciones.






Pero la verdadera fama de la Ruta 66 llegó a través de la música. En 1946 el músico Bobby Troupe compuso una canción llamada Route 66, tras realizar un viaje entre Pensilvania y California. Se la presentó a Nat King Cole, que fue el primero en grabarla, y el tema se convirtió en uno de los más populares de la carrera del músico de Alabama, primero, y en una de las canciones más populares del folclore americano, después. La letra de la canción recorre las ciudades más importantes del camino entre Chicago y Los Ángeles, como San Luis (Misuri), Oklahoma City, Amarillo (Texas) o Flagstaff (Arizona). Decenas de grupos y cantantes han versionado el tema desde entonces, entre otros Chuck Berry en 1961, los Rolling Stones en 1964 y Depeche Mode en 1987.


En 1960 la Ruta 66 le dio su nombre a una serie de televisión de la CBS que se llamó igual: Route 66. En ella dos protagonistas se dedicaban a recorrer los Estados Unidos por puro amor a la aventura, viviendo historias cómicas o sorprendentes. En ese sentido la serie fue precursora de mitos como El fugitivo o El Equipo A. Curiosamente, la carretera que le dio nombre a la serie apenas apareció en ésta, y la mayor parte de las localizaciones estaban muy lejos del recorrido de la Ruta 66. Pero en el imaginario americano quedó el Chevrolet Corvette descapotable con el que los dos jóvenes recorrían el país.







Al extenderse el uso del automóvil como medio para hacer turismo, y popularizarse la Ruta 66 como vía de acceso al oeste, aparecieron a su alrededor cientos de gasolineras, moteles, tiendas, campings y lugares para el reposo del viajero. La economía de todos aquellos lugares por donde pasaba la carretera disfrutó de unos años dorados y prósperos, y aportó a la cultura pop americana iconos tan emblemáticos como los neones de los moteles o las cafeterías abiertas las 24 horas en mitad de la nada; además de un folclore entre lo friki y lo kitsch.


La Ruta 66 existió durante casi seis décadas. El aumento del tráfico rodado, proporcional al número de coches, hizo cada vez más necesaria la ampliación de la carretera. La Ruta 66, como las carreteras que en España llamamos “generales”, pasaba por el centro de los pueblos, sirviendo las avenidas principales como parte de la ruta. A finales de los años 60 comenzó la construcción de la Interestatal 40, que recorre cuatro mil kilómetros entre Carolina del Norte y California. A partir de Oklahoma City la I-40 discurre paralelamente a la Ruta 66, por lo que casi todo el tráfico de ésta se desvió por aquella, hundiendo la economía de los pueblos cruzados por la 66. Un periodista americano llamado Charles Kuralt afirmó, cuando se terminó la I-40, que “gracias a las Interestatales, es posible viajar de costa a costa sin ver absolutamente nada”. Razón no le faltaba, pero lo cierto es que, para la época en la que se abrió la Interestatal, muchos tramos de la Ruta 66, trazada en los años 20, se habían convertido en peligrosos para los coches contemporáneos, mucho más rápidos que los que originalmente recorrieron la carretera. En 1985 las autoridades certificaron la desaparición de la Ruta, que había perdido gran parte de su tráfico tras quedar cubierto todo su recorrido por varias interestatales, infinitamente más rápidas. En los últimos años, sin embargo, la Ruta 66 está recuperando parte de su popularidad para los viajeros, aunque aproximadamente un 20% de su recorrido ha quedado abandonado, hay tramos muy populares que se recorren por puro placer, y que pertenecen ahora a la red estatal de autopistas, no a la federal. La 66 sigue siendo un mito, y cada vez son más los que la recorren, quizá escuchando
get your kicks on Route sixty-six.


Mapa de la Ruta 66. La carretera cruzaba Illinois, Misuri, veinte kilómetros de Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona y, finalmente, California. Las Vegas o el Gran Cañón quedaban a unas pocas decenas de kilómetros al norte de la carretera, por lo que era lógico visitarlos desde la ruta.


sábado, 3 de septiembre de 2011

listos para cruzar a buda


Querido Juan, te odio.

Aún así, te deseo un cojonudo año en el Este.
ten cuidado con los revisores de tranvías y con los vecinos, nunca sabes cuando te pueden meter clavos en la cerradura. recuerda que las horas no se miden en florines y que estás en el país con mayor PIB (cantidad de mármol) del mundo.
Espero aterrizar pronto yo también en tierras del Danubio para poder repetir fotos como éstas with Lety and Chiko
hasta entonces, espero que te dediques a darme envidia con tus historias de erasmus, porque eso significará que lo estás pasando te puta madre.
Te voy a echar mucho de menos, pero sé que es por una buena causa