domingo, 8 de enero de 2012
viernes, 6 de enero de 2012
jueves, 5 de enero de 2012
miércoles, 4 de enero de 2012
Hace algunas semanas, Joe Stylos, su hermana Melissa y su amigo Travers emprendieron un viaje para explorar la increíble naturaleza en el interior de Alaska. Ahí se encuentra la montaña más alta de norteamérica, el parque nacional y reserva Denali cubre un área de aproximadamente 15,28 km cuadrados. En su página de Flickr, Joe declaró:
"Escalamos la ruta del glaciar Muldrow en el lado norte de Denali, comenzando el 8 de junio y finalizando el 8 de julio. La primera semana de los 30 días de la escalada la pasamos transportando equipo, comestibles y combustible a través de la tundra. En la caminata de 32 km para acercarnos desde Wonder Lake también se nos unió mi padre. Esto fue especialmente significativo para mí porque él me puso el segundo nombre "Denali" después de haber escalado el monte en 1974".
"De ahí en adelante íbamos solos y tardamos veinte días para llegar hasta la cima y tres más para salir de ahí. Tuvimos la suerte de alcanzar la cima el 4 de julio. Durante ese tiempo había sólo dos grupos más en ese lado del monte. Con respecto a la altitud, esta es una de las escaladas más altas del mundo, con un aumento de 5486,4 m a partir de la salida. La ruta sigue el Glaciar Muldrow pasando por dos grandes caídas de hielo, el Lower y el Great. Luego escalamos Karstens Ridge, una cresta de borde de navaja de varios kilómetros de largo con inclinaciones de hasta 45 grados. Eso te dirige al Glaciar Harper. Nuestro campamento estaba a 5181,6m, donde pasamos cuatro días esperando un día claro para subir a la cima. En general tuvimos mucha suerte con el clima, ya que no hubo ninguna tormenta grande. Travers y yo tomamos la caída de la grieta menor pero ambos logramos salir. También provocamos una pequeña avalancha en Karstens ridge pero por suerte no sufrimos ningún daño. Con sensatez encontramos una ruta alternativa para esa sección. Otra parte interesante fue cuando encontramos un viejo saco de dormir que creemos le perteneció a mi padre antes que la perdiera en el viento durante la escalada de 1974".
Las dos fotos de abajo son las favoritas de Joe en su expedición. La primera, "Escalando el Coxcomb" fue tomada a lo alto de Karstens Ridge con el campamento del equipo a la vista a una distancia abajo en la cresta. El "Panorama de la gran caída de hielo" fue una superposición de seis imágenes tomadas a media noche en el primer viaje de Joe por la gran caída de hielo: "A esa distancia en el norte el sol realmente no se pone, sólo roza el horizonte en una magnífica salida/puesta de sol".
Si a vosotros también os apetece escapar durante un rato a paisajes de película sin levantaros de la silla, os recomiendo visitar su página de Flickr.
martes, 3 de enero de 2012
lunes, 2 de enero de 2012
a veces te orienta, otras te ciega y no ves
bajo la lluvia, uno recuerda quien es
y crecerás como la hierba a cada paso que des.
domingo, 1 de enero de 2012
La habitual suma de cavilaciones enrevesadas que vienen conformando mi cabeza se ve últimamente, y más que de costumbre, invadida por un solo pensamiento que pretende aniquilar a todos los demás y hacerse él solo con el monopolio de mis meditaciones.
La incertidumbre ante un futuro que poco a poco se va convirtiendo en presente hace que a cualquier hora y en cualquier lugar despliegue todo el abanico de opciones que barajo, para repasarlas minuciosamente y sopesar sus pros y sus contras a fin de dar con una respuesta absoluta que me haga sentir que he llegado a buen puerto. pero la tarea es complicada y a menudo me sumo tanto en ella que termino ausentándome del mundo real y de las (escasas) responsabilidades que habitarlo conlleva. del mismo modo, cuando despierto tras un metafórico sueño de ensimismamientos negativos, respondo de forma brusca y arisca ante aquéllos que me rodean. Es lo que hay. la presión me puede y no tengo el suficiente autocontrol como para saber sobreponerme a situaciones de esta índole, yo, acostumbrada a actuar por inercia y a tomar decisiones al azar para luego acomodarme a los resultados obtenidos.
El tiempo no dirá nada, ni siquiera abrirá la boca más que para recordarme que el período expira y que los ultimátums, lejos de aumentar mi eficacia bajo la presión, lo único que consiguen es desmoralizarme ante la perspectiva de que no seré capaz de lograrlo. y así estoy atrapada en un círculo infinito, a tan sólo unos pasos del centro pero empujada por una fuerza centrípeta que me aleja del margen sin ser capaz de salirme de la periferia.